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La dieta global, una razón más para pasar de ser vegetariano a ecovegetariano

A menudo se habla del vegetarianismo como una especie de moda o tendencia gastronómica, e incluso hay ciertos sectores que emplean la actual visibilidad de la alimentación vegetariana como crítica, poniendo el acento sobre ciertas carencias que puede propiciar. Pero poco hablan de la expansión de una dieta global que pone en peligro la salud más allá de las personas. ¿En qué consiste esa dieta global?

¿Qué es la dieta global?

La dieta global aúna la globalización y la sociedad de consumo para imponerse por encima de las particularidades gastronómicas de las diferentes y diversas regiones del planeta, haciendo más uniformes los gustos por la comida. Y para ello, se centra en tres ejes:

Si te fijas en los alimentos que se publicitan, en su mayoría entran dentro de estos parámetros, y se asocian, además, con imágenes de éxito y felicidad.

El márketing de la dieta global

Y es que es así como se expande la dieta global, a través de publicidad y márketing. Dentro de este, las estrategias de precio y accesibilidad son la clave. Y es que es más fácil el acceso a frutos secos empaquetados que a frutos secos a granel y de proximidad, por ejemplo. Y pasa con muchos alimentos procesados al mínimo como hortalizas, verduras y frutas, cereales integrales… Tienden a encarecerse, mientras que los productos alimentarios ultraprocesados de alto valor calórico, y de los que además existe gran oferta en multitud de formatos, son más baratos y fáciles de encontrar. Y ojo, que también hay ultraprocesados vegetarianos y veganos (ver aquí), pero además, para muestra, un botón: compara el precio de los establecimientos de una cadena de comida rápida con el de un restaurante de comida casera o tradicional…

Así que a la chita callando, y sin que nadie ponga a la dieta global como tendencia o moda, esta se va expandiendo con sus consecuencias: aumento de sobrepeso, obesidad y enfermedades asociadas que, casualmente, mueven tanto dinero como el de la propia industria alimentaria que las provoca.

La dieta global versus la naturaleza

Pero es que, además de las obvias consecuencias para la salud de esta forma de comer, que no nutrirse, la dieta global hipoteca la salud del ser humano como especie y la del planeta. Para entenderlo, observemos un momento cómo funciona la naturaleza: pocos son los animales que dependan de un único alimento. Los herbívoros, e incluso los un carnívoros, dependen de diversas especies. ¿Por qué? Muy simple. Si sólo comieran de una especie y algo le pasara (una plaga una enfermedad) a la que constituye su única fuente de alimento, no tendrían alternativas: morirían y si no se espabilan para aprender, se extinguirían. Por ello, en lugar de cadena alimenticia, en biología se habla de redes tróficas.

Y nosotros, el ser humano, no dejamos de ser una especie más del reino animal que se rige por las mismas reglas de la naturaleza. Avanzar hacia la dieta global las rompe en la medida en que rompe la diversidad alimenticia de nuestra especie. Y no sólo porque busca favorecer la proteína animal e invisibiliza a la proteína vegetal, sino también por la pérdida de diversidad de cereales.

Pero no vamos a acabar este post con mal sabor de boca. En contraposición a la dieta global, existen movimientos que trabajan por recuperar alimentos autóctonos y reivindicar alimentos de proximidad y temporada. Esto favorece la diversidad de cultivos y su huella ecológica es menor. Así que, vegetariano o vegetariana, ¿te animas a sumar el ecovegetarianismo a tu alimentación?

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