El tempeh es una elaboración que nos aporta proteínas vegetales y, al ser fruto de una fermentación, también tiene propiedades probióticas (ver aquí valor nutritivo del tempeh y cómo cocinarlo). Lo puedes comprar hecho, pero también lo puedes elaborar en casa. Te explicamos cómo
Los ingredientes para elaborar tempeh
Aunque podemos encontrar tempeh muy variado, a base de soja y semillas, o de otras legumbres como garbanzos, nosotros vamos a partir primero del tempeh clásico. Para este, los ingredientes básicos son:
- la soja, que nos va a aportar la proteína vegetal (ver aquí valor nutritivo de la soja) y
- el hongo con el que la fermentaremos: Rhizopus oligosporus. Este hongo se puede comprar en tiendas dietéticas, y es el que va a hacer que el tempeh quede como un bloque.
Necesitaremos media cucharadita de hongo por cada 200g de soja cocida. Como el proceso para hacer tempeh es sencillo pero tiene su lado laborioso, lo que te recomendamos es que hagas más de una ración, y luego puedes congelarlo y disponer de él cuando requieras.
Cocer y eliminar el hollejo de la soja

Para elaborar el tempeh el primer paso es cocer la soja. Por lo tanto, necesitaremos unas 12 horas de remojo previo y luego procedemos a su cocción partiendo de agua fría (ver aquí cómo cocer soja). El objetivo es que nos quede al dente, no demasiado cocida.
A partir de aquí vine la parte más laboriosa del proceso. Una vez escurrida y a una temperatura manejable, hemos de eliminar el hollejo. Lo haremos tomando un puñado entre las manos y restregándolo entre sí, de manera que los hollejos se irán desprendiendo. También puede ser que se vayan partiendo los granos, no hay problema, al contrario. Vamos poniendo la soja ya limpia en un bol.
Aplicando el hongo
Una vez desprendido el hollejo, toca hacer trabajar al hongo para que quede hecho nuestro tempeh. Y para ello lo esparcimos en la soja en la proporción que comentábamos al principio: media cucharadita de Rhizopus oligosporus por cada 200g de soja.
Removemos bien para que se esparza entre la soja y hecho esto, toca empaquetarlo. Para ello, podemos emplear bolsas de congelar. Rellénalas y ponlas sobre la mesa para aplanar el contenido, como si hiciéramos bloques de turrón. Luego agujerea el plástico con un tenedor para que el hongo respire. Y ya sólo queda dejarlo en un lugar cálido, alrededor de los 30ºC (pero sin superar los 35ºC para que no muera el hongo). Tapa las bolsas con un trapo de algodón, y ya puedes dejarlo reposar dos días. El hongo hará el resto.
Pasadas las 48 horas, tu tempeh estará listo para cocinar y, ya sabes, el que no uses, puedes congelarlo para otra ocasión.