Con referencias a su cultivo en China ya en el año 3.000 a.C, los albaricoques de septiembre ya son de temporada tardía. Son ricos en beta-carotenos (que les dan su característico color) y también en taninos, ambos componentes que previenen ciertos tipos de cáncer. Además de propiedades antioxidantes y depurativas, los albaricoques tienen propiedades laxantes, que ayudan en caso de estreñimiento. Y al igual que ciruelas y melocotones, tienen un alto contenido en hierro, aunque este destaca sobre todo en los albaricoques secos u orejones (100gr contienen más del doble de hierro que 100gr de un filete de ternera).