La chirivía es originaria de Europa, donde se cultivaba ya en época romana, aunque cobró gran relevancia como alimento en la Edad Media, hasta que se vio desplazada por la patata y la zanahoria. Más dulce que la zanahoria, pero a su vez más fibrosa, la chirivía es ideal para caldos y para comer asada. Gracias a su riqueza en fibra, ayuda al control del colesterol. A su vez, la chirivía es rica en vitamina C, que estimula las defensas y tiene propiedades antioxidantes. La chirivía es una hortaliza propia de otoño e invierno que entra en temporada tardía en marzo.