También conocidos como hidratos de carbono, glúcidos, azúcares, los carbohidratos son un nutriente cuyo objetivo esencial es aportarnos energía. Y los alimentos que ingerimos como fuente principal de carbohidratos son los cereales, pero los nutrientes están repartidos en todos los alimentos en diferentes proporciones, por lo que no son los cereales no son la única fuentes de hidratos de carbono. ¿Dónde más los podemos hallar?
Tubérculos, las hortalizas más ricas en carbohidratos

Los tubérculos son en realidad partes del tallo que quedan por debajo de la tierra y engrosan, ya que acumulan reservas. Y estas reservas que acumulan son, mayoritariamente, en forma de almidón, que no es otra cosa que un glúcido o hidrato de carbono. O sea que, cuando nos las comemos, es eso lo que estamos ingiriendo en mayor proporción. Estamos hablando de patatas (ver aquí propiedades nutritivas), pero también de boniatos o camotes y ñame, del cual existen doce especies comestibles. Los tubérculos son pues, junto a los cereales, otra de las fuentes más habituales para obtener hidratos de carbono.
Legumbres, más allá de la proteína vegetal

Las legumbres son una fuente esencial de proteínas vegetales (ver aquí fuentes de proteína vegetal), ya que son uno de los alimentos de origen vegetal que, sin tratar, aportan una buena cantidad de las mismas. Pero en realidad, el nutriente que en mayor porcentaje aportan es el hidrato de carbono. Así, si los cereales como media aportan entre un 60 o 70% de carbohidratos, las legumbres contienen entre un 54 y un 55% de los mismos (ver aquí propiedades nutritivas de las legumbres).
Raíces tuberosas, hortalizas que también nos dan una buena cantidad de hidratos

Si hablamos de raíces, hablamos de zanahorias, remolacha, nabos, rábanos, chirivías… (ver aquí seis raíces para enriquecer tus paltos). De entre las hortalizas, las raíces en sí son una muy buena fuente de glúcidos. Ahora bien, de entre estas, existen las conocidas como raíces tuberosas, que incluso pueden confundirse con tubérculos. Y es que estas raíces se engrosan y tienen un alto contenido en almidón. Así que son las que más hidratos nos aportan. El ejemplo más claro es la yuca, mandioca o tapioca. Una vez se pela y se retira la parte leñosa central, es apta para cocinar. Y con ella se elaboran incluso harinas.
Frutos secos, también nos dan carbohidratos

Como con las legumbres, los frutos secos para una alimentación vegetariana son una fuente esencial de proteína vegetal. Y en realidad, su nutriente principal son las grasas insaturadas, con propiedades caridoprotectoras. Ahora bien, cuando comemos frutos secos, también estamos ingiriendo carbohidratos, que pueden ir del alrededor del 30% en el caso de los anacardos, al entorno del 12% de las nueces de Brasil (ver aquí propiedades de 10 frutos secos). Ahora, existe una grandísima excepción: las castañas rondan el 50% de hidratos de carbono en su composición.
Frutas, fuente de carbohidratos simples

Los carbohidratos o glúcidos se dividen entre complejos y simples. Los primeros nos aportan energía de forma lenta y progresiva, y son de los que hemos estado hablando esencialmente hasta ahora. Los simples son los que nos aportan energía inmediata. Y ese delicioso sabor dulce las frutas precisamente se lo otorgan esos hidratos simples (fructosa, sacarosa, glucosa): representan entre el 5 y el 18% de la parte comestible de la fruta, según la que nos comamos.