Receta vegetariana vegana de crema de calabaza muy sencilla, y tan deliciosa como llena de las propiedades digestivas, antibióticas y antidepresivas gracias a las especias con las que se aromatiza
Ingredientes para 4 personas
- 600gr de calabaza amarilla
- 200gr de patatas
- 1 puerro
- 1 cebolla pequeña
- 1 cucharadita de cúrcuma en polvo
- Una pizca de jengibre en polvo
- Pimienta
- Aceite de oliva
- Sal
- Caldo de verduras
Cómo hacer crema de calabaza vegana
Muchas veces, en las cremas de hortalizas se emplean lácteos como crema de leche o quesitos para darles esa textura cremosa. Pero estos ingredientes también son muy grasos, por lo que nosotros hemos optado por no usar ningún ingrediente de origen animal y darle cremosidad a través de la patata. Esta aporta hidratos de carbono y, por lo tanto, energía y sensación de saciedad, pero sin elementos grasos. Para hacer la crema, pues, pelamos las patatas, las cortamos en dados y las reservamos.

Ahora vamos a por la calabaza, que es la reina del plato. La vamos a lavar bien, pero no la vamos a pelar. La dejamos con la piel, ya que así no perderemos las proteínas que justamente esta aporta (ver aquí). No os preocupéis, porque al cocerla, la piel se ablandará y, cuando la trituremos, ni la notaremos. Menos trabajo y más nutrientes. Buen trato, ¿no? Así pues, una vez limpia, la troceamos y la reservamos.
Pelamos la cebolla, la lavamos y la cortamos en juliana. Entonces, olla al fuego con un chorro de aceite, y empezamos a rehogar la cebolla con un poquito de sal, mientras vamos preparando el puerro. Lo lavamos, y troceamos también en juliana aprovechando al máximo el tallo (ver aquí). Y a la olla.
Lo rehogamos junto a al cebolla y, cuando empiece a ablandar un poco, agregamos las patatas, las rehogamos también, sin llegar a dorarlas. Con esto, os ingredientes sueltan un poco de agua y absorben el sabor del aceite, con lo que luego la crema tendrá más matices de sabor. A partir de aquí, incorporamos la calabaza, las especias y el caldo hasta cubrir los ingredientes. Ponemos un poco de sal (con mesura, que el caldo ya lleva) y, en cuento alcance el hervor, dejamos cocer durante 30 o 35 minutos.

La gracia de esta crema está en las especias. La cúrcuma le dará un sabor azafranado, además de color, y propiedades digestivas, antidepresivas y antiinflamatorias; el jengibre es fresco y tiene un toque picante, además de propiedades antibióticas. Y como el jengibre ya tiene picante, hemos dejado la pimienta a tu gusto.
Pasada la media hora de cocción, ya puedes triturar hasta que quede una crema bien fina y disfrutar de esta combinación de sabores.