Un paquete de patatas fritas quizás no es saludable, pero ¿cómo no va a ser vegano? Pues puede que no lo sea. Hay muchos productos alimenticios de origen vegetal que, aunque debieran ser veganos por sí mismos, no los son debido al proceso de producción por el que pasan. Así que al final, si eres vegano, no te puedes fiar ni del brillo de las manzanas. Por eso aquí vamos a repasar algunos de ellos.
Frutas y hortalizas brillantes

La clave está en cómo consiguen el brillo. Y es que el problema está en que nos sentimos más atraídos por una manzana brillante y reluciente de piel tersa que por otra que, aunque esté limpia, sea más mate. Por eso se utilizan una serie de agentes de recubrimiento con frutas como la manzana o los cítricos, pero también con hortalizas como pepinos, berenjenas, etc. Y estos agentes de recubrimiento pueden tener origen animal, como la cera de abeja (E-901).
Ojo con el rojo: zumos, mermeladas, chucherías…

Igual que antes os mencionábamos el brillo de alimentos naturales, ahora hacemos referencia a el color como elemento de atracción. Para reforzar la vivacidad de color se emplean aditivos conocidos como colorantes. Y estos pueden ser de origen animal. Uno de los más populares es el E-120, cuya tonalidad va del anaranjado al rojo vivo o el violeta oscuro. Y ya sea natural o sintético, procede de las cochinillas. Un ejemplo muy popular de uso de E-120 son las chucherías (aunque respecto a las gominolas hay más razones para no comerlas si eres una persona vegana -ver aquí por qué y alternativas). Pero el E-120 se utiliza en inumerables productos alimenticios: zumos, batidos, mermeladas, refrescos, etc. Lo mejor siempre es leer la etiqueta. Hay otros colorantes sintéticos que no implican la explotación animal, como el E-124 o el E-128 (pero estos proceden del petróleo).
Snaks ultraprocesados

Te mencionábamos en la introducción las patatas fritas de paquete, pero lo vamos a ampliar a nachos (cuya base es el maíz), frutos secos utlraprocesados y, en fin, pongamos un gran etcétera a los snacks utlraprocesados en general. Aunque sean inicialmente de origen vegetal, como persona vegana deberías leer la etiqueta y evitar potenciadores de sabor como el E-631, pues procede de pescado o carne, y su objetivo es, simplemente, hacer que comamos más.
Bollería y panes industriales

Vale, como persona vegana, en la bollería ya se está pendiente de si lleva leche o grasa de origen animal. Pero no es suficiente. Y el pan debería ser agua, harina y, a lo sumo, levadura. Pero si es industrial, ojo, porque volvemos al mundo de los aditivos. Y es que muchos de estos productos contienen sucroglicéridos y sucorésteres de ácidos grasos que, aunque son sintéticos, contienen ácidos grasos de origen vegetal… y de origen animal. Como ejemplo, emulsionantes como los E-473 o E-474, que además de en los productos mencionados se pueden hallar en cereales de desayuno e incluso en purés de patatas.
Cremas no lácteas, yogures y quesos de soja

Vale, en teoría son justamente una alternativa ideal para veganos, pero mira bien la etiqueta. Hay cremas no lácteas que pueden contener un bajo porcentaje de caseinato de sodio, y hay yogures y queso de soja que, aunque en pequeñas cantidades, pueden contener caseína. Y la caseína es la principal proteína de la leche de vaca.
Cervezas y vino

Cebada, lúpulo, malta… son la base de las cervezas, del mismo modo que la uva lo es del vino. Podrían ser, por tanto, bebidas perfectamente veganas. Pero en el proceso de clarificación o filtrado de las mismas pueden intervenir elementos de origen animal, como la cola de pescado en el caso de la cerveza, que en verdad es la vejiga natatoria de ciertas especies de pescado, o albúminas procedentes del huevo o la gelatina de huesos de animal en el caso de los vinos (ver aquí ¿Todos los vinos son veganos?).