Receta de esta tradicional sopa fría, el ajoblanco, que de por sí ya es una receta vegana, nutritiva gracias al aporte proteico de las almendras, y muy refrescante gracias al melón, que además le da un toque dulce que contrasta con el resto de ingredientes.
Ingredientes
- 200g de almendras crudas y peladas
- 500g de melón
- 150g de miga de pan duro
- 2 dientes de ajo
- 100ml de aceite de oliva virgen extra
- Vinagre
- Cebollino fresco
- 2 tomates desecados
- Sal
Cómo hacer ajoblanco de melón
Muchos consideran el ajoblanco como el gazpacho primitivo y, de hecho, esta sopa fría tradicionalmente se elabora sin melón, ya que este es una de las frutas, junto a la uva, que suele usarse como guarnición. Pero nosotros lo vamos a incorporar directamente por el contraste de sabores que os comentábamos al principio.

La elaboración del ajoblanco es muy sencilla. Pero debemos empezar con tiempo, pues lo primero es poner las almendras a remojo durante un par de horas. Esto lo que hace es rehidratarlas y facilitar su trituración posterior, con lo que el ajoblanco nos quedará más cremoso.
También vamos a poner la miga de pan duro a remojo. Pero esto no nos requiere tanto tiempo, ya que solo necesitamos que se ablande. Así que una vez blando, ponemos la miga de pan en un escurridor y la reservamos.
Y para acabar el mise en place de esta receta vegana solo nos queda pelar los dientes de ajo (si te repiten, córtalos luego longitudinalmente y retira el germen interior), y pelar el melón, eliminar las semillas para que nos quede bien limpio y trocear la pulpa.
A partir de aquí, prepara el vaso de la batidora. Introducimos primero los dientes de ajo, las almendras y un poco de sal. Y trituramos. Cuando quede una pasta lo más fina posible, agregamos la miga de pan remojada y volvemos a triturar hasta obtener una papilla. Vertemos un chorro de vinagre (tradicionalmente se emplea del de Jerez, pero puedes usar otro más frutal al gusto – ver aquí tipos de vinagres). Y ahora trituramos de nuevo, pero agregando a la vez el aceite poco a poco y progresivamente para que vaya emulsionando. Por último, añadimos la pulpa de melón, trituramos, corregimos de sal y a la nevera, porque el ajoblanco se sirve bien frío.
Mientras enfría, lavamos el cebollino y lo dejamos secar bien para luego picarlo. Y también picamos los tomates desecados. A la hora de servir, disponemos el ajoblanco en platos hondos, y espolvoreamos por encima el cebollino y el tomate seco bien picaditos más un poco de aceite de oliva virgen extra.