Este es un guiso tradicional de alubias o judías que, en sí mismo, ya es de por sí una receta vegana y absolutamente deliciosa, centrada en la pureza de sabores de la dieta mediterránea que sólo necesita tiempo de puchero para darnos todos los hidratos y proteínas de las alubias.
Ingredientes para 4 personas
- 500 g de alubias o judías blancas
- 1 cebolla
- 1 pimiento verde
- Medio pimiento rojo
- 2 tomates
- 2 dientes de ajo
- 1 guindilla fresca
- 1 cucharadita de comino
- 1 cucharadita de pimentón
- 2 hojas de laurel
- Aceite de oliva
- Sal
Cómo hacer alubias o judías viudas
Cuando hablamos de guisos a la viuda, normalmente estamos ante guisos sencillos y modestos pero muy sabrosos, que se basan en un sofrito bastante clásico como fondo de sabor para un ingrediente principal, en este caso las alubias, judías o frijoles, pero también podemos encontrar patatas a la viuda, por ejemplo. Este tipos de guisos a la viuda, por tradición, no llevan ningún componente de origen animal, y por si mismos son recetas veganas. Así que son perfectos para nosotros, y además, son recetas fáciles. ¿Nos ponemos?

Empezamos, como no podía ser de otra forma, poniendo las alubias en remojo la noche antes para que se rehidraten y así su cocción posterior sea más fácil. Al día siguiente, escurrimos el agua sobrante, la desechamos y reservamos las alubias.
Lavamos y pelamos la cebolla, y la cortamos en tiras finas (o juliana). Pelamos los dientes de ajo y los picamos. Y en una olla, con un chorro de aceite, ponemos a sofreír ambas hortalizas tapadas y a fuego lento con un poco de sal, para que la cebolla vaya sudando.
Mientras, eliminamos las semillas de los pimientos, los lavamos y los cortamos en dados pequeños (o brunoise). Lavamos la guindilla y la picamos con las semillas (si quieres conservar el punto picante que va a aportar. Si no, directamente ni pongas la guindilla).
Cuando la cebolla empiece a ablandarse, agregamos los pimientos y la guindilla, movemos bien, añadimos otro poco de sal y dejamos que se vaya sofriendo todo a fuego medio y destapado. Y pasamos a pelar los tomates. Los troceamos en dados pequeños o, si lo prefieres, puedes triturarlos. Cuando los pimientos estén dorados, incorporamos el tomate, salamos y, a fuego lento, dejamos que reduzca hasta que quede bien espeso.
Llegados a este punto, añadimos la hoja de laurel, removemos bien, y toca ahora agregar las especias. Para ello, retiramos un momento la olla del fuego, ya que así evitamos que se nos queme el pimentón (si se quema, amarga). Así que espolvoreamos comino y pimentón, removemos, devolvemos la olla al fuego y incorporamos las alubias que teníamos reservadas. Las mezclamos con el sofrito y las cubrimos con agua.
Al agua no le vamos a añadir sal de momento para que el hollejo no endurezca. Y para que este se mantenga pegado a la alubia y no nos quede flotando por el guiso, en cuanto el agua alcance el primer hervor, añadiremos un poco más de agua fría para que pare la ebullición. Repetimos esta operación un par de veces más y, después, en cuanto empiece a hervir de nuevo, bajamos el fuego, tapamos y dejamos cocer durante una hora u hora y media (el tiempo dependerá del tipo de alubia empleado -ver aquí cómo cocer alubias). Hacia el final de la cocción salamos y, cuando las alubias estén bien tiernas, apaga el fuego y déjalas reposar un poco antes de servir para que los sabores del guiso se asienten.