Hay una tendencia gastronómica que se ha ido desarrollando durante los últimos años llamada “trash cooking” que, literalmente, se podría traducir como “cocinar con basura”. Pero en realidad, es una práctica que nos devuelve a las raíces gastronómicas de todo el mundo: la cocina de reaprovechamiento. Esta no solo nos permite degustar platos que, a su vez, reducen residuos, sino que también permite reciclar energía, con lo que desde ecovegetariano no podíamos dejar de compartir con vosotros algunas ideas para que reaproveches tus sobras y disfrutes de nuevos platos.
Caminos para volver a la cocina de reaprovechamiento
Desde la perspectiva del trash cooking, la cocina de reaprovechamiento está ligada a movimientos de desperdicio alimentario 0. Y es que el 40% de los residuos que generamos son precisamente restos de alimentos o comida. Por eso hay dos vías de reaprovechamiento:
Una es aprovechar al máximo cada uno de los alimentos. En el mundo vegetal, muy a menudo pelamos hortalizas y triamos con ello comida y nutrientes, o bien aprovechamos unas partes de la planta y no otras que podríamos perfectamente cocinar. Y para reaprovechar al máximo en este sentido tienes tips clicando aquí, en nuestro post “Cómo sacar el máximo partido a las verduras y hortalizas: desperdicio alimentario 0″.
Pero cada vez que cocinamos y tenemos sobras, demasiado a menudo estas acaban en la basura. Y ahí generamos residuos, pero también tiramos la energía que se empleó para cocinar. En cambio, si esas sobras se convierten en platos nuevos reducimos residuos, reciclamos la energía que se usó para cocinar y, y puestos, también vale la pena decir que ahorramos dinero.
Platos veganos de reaprovechamiento
Como esbozábamos en la introducción, la cocina tradicional nos da muchas claves para reaprovechar restos de comida. Y no siempre estamos ante platos trabajosos o que nos impliquen mucho tiempo, ya que al usar sobras, parte de la elaboración de la receta ya está hecha. En este sentido, te damos algunas ideas:
Cremas en la cocina de reaprovechamiento

Esta es probablemente la forma más rápida y sencilla de reaprovechar sobras. Restos de verduras del caldo, restos de guisos de legumbres, restos de guisos de patatas… Se pueden convertir fácilmente en cremas simplemente triturándolos. Juega con caldo de verdura o bebidas vegetales (de almendras, de avena, de soja, etc.) para dejar la textura cremosa y agregar nutrientes de paso, y si quieres otro juego de sabores, matiza con especias.
Salteados y rehogados de reciclaje

La ropa vieja es un plato tradicional, con diferentes nombres en diferentes culturas, pero que nace del reaprovechamiento de restos de caldo que rehogamos con un sofrito a base de cebolla, al que se le puede añadir pimiento, ajo, e incluso alguna especia como pimentón. También puedes añadir tomate si quieres un plato más meloso. Y a su vez, puedes simplificar mucho más el reaprovechamiento cogiendo las verduras sobrantes de un caldo y trocearlas para dorarlas en una sartén con un poco de aceite de oliva. Con ello, además del sabor del propio aceite, las caramelizarás con lo que el plato cambia totalmente respecto al original.
Según la composición de estos platos salteados, puede añadirlos a un plato de pasta, de arroz o legumbre simplemente cocidos, mezclándolos al acabar de dorar. O bien puedes agregar estos ingredientes al salteado en la misma sartén, para rehogarlos con lo que estamos reaprovechando.
Platos rellenos en la cocina de reaprovechamiento: de la lasaña a la empanada

Volvemos un momento a la ropa vieja, a ese rehogado de sobras. Y partimos de la base de que sí, añadimos bien de salsa de tomate o pomodoro (ver aquí receta), para que quede bien meloso. Y ahora damos un paso más en el reaprovechamiento, pero bien sencillo. Porque estas sobras reaprovechadas así pueden ser perfectamente el relleno de una lasaña que coronaríamos con una bechamel vegana (ver aquí receta) y al horno a gratinar. La lasaña la puedes hacer con las tradicionales capas de pasta, pero también puedes hacer milhojas en los que en lugar de pasta, montamos capas con berenjena en crudo cortada longitudinalmente, rodajas de patata cocida, etc.
Pero es que esas mismas sobras nos sirven para rellenar masas: empanadillas, empanadas, etc., e incluso hortalizas vaciadas por dentro que luego también se acaban en horno (ver aquí recetas de hortalizas rellenas).
Buñuelos en la cocina de reaprovechamiento

Aquí vamos añadiendo elaboración al reaprovechamiento. Los buñuelos van muy bien para reaprovechar sobras de platos secos, no caldosos. La idea es que, si no son pequeños de por sí (arroz, guisantes, etc), los restos han de trocearse en dados pequeños. Aparte, en un bol, tamizamos harina, añadimos levadura química (también llamada polvo de hornear), salamos y, ya puestos, nuestro consejo es añadir alguna semilla (sésamo, lino, etc. -ver aquí seis semillas para una alimentación sana), para dar un toque crujiente y de sabor, además de su propiedades nutritivas. Ahora, a ese bol vamos añadiendo una bebida vegetal de vuestro gusto, progresivamente y mezclando, hasta obtener una masa como de crepes. Agregamos las sobras, mezclamos y tapamos con papel film. Dejamos reposar la masa en la nevera una media hora y luego, ya puedes ir sacando cucharadas de la misma para freírlas directamente en aceite bien caliente.
Croquetas y canelones, su origen en la cocina de reaprovechamiento

Otras dos preparaciones típicas de la cocina del reaprovechamiento, que además quedan deliciosas. Y os las ponemos juntas, porque la base del tratamiento de las sobras es la misma, lo que varía es cómo las usaremos después. Esta preparación es perfecta para sobras de platos melosos y secos, pero como en el caso del buñuelo, nos interesan restos en trozos pequeños.
A partir de aquí, primero ponemos a calentar un vaso de bebida o leche vegetal en un cazo. Aparte, ponemos nuestras sobras de reaprovechamiento en una cazuela o sartén. Si son restos secos, con un poco de aceite, si son melosos, no hace falta. Cuando se hayan calentado un poco, espolvoreamos una cucharada de harina. La rehogamos mezclándola con las sobras. Y después, añadimos un poco de la leche vegetal y mezclamos. El hecho de que esté caliente nos facilitará que se vaya integrando con la harina. La idea es repetir la operación de ir añadiendo la bebida vegetal y removiendo, siempre a fuego suave, hasta conseguir que el conjunto nos quede bien cremoso. Cuando sea así, apagamos y dejamos enfriar.
Al enfriarse, la masa habrá cobrado más consistencia y será manejable, ya sea para montar tus croquetas y freírlas (ver aquí cómo) o para rellenar tus canelones. En el caos de estos, piensa que en lugar de pasta, también puede montar canelones con verduras de hoja previamente escaldadas para que queden flexibles, como el repollo, por ejemplo. Luego solo tienes que coronar tus canelones con bechamel vegana (ver aquí receta) y a gratinar.